El fogonero

 

 

 

 

MOIR Unidad y Combate

 

 

4. VAMOS A LA LUCHA ELECTORAL

 

Tomado de Tribuna Roja, No. 4, enero de 1972. Con este artícjulo la dirección central del Moir sustentó su resolución de participar por primera vez en la lucha electoral, modificando radicalmente las viejas concepciones infantiles de la abstención que campeaban en los grupos de origen peqqueñoburgués, aparecidos a finales de los años cincuenta y comienzos del sesenta. Este fue un paso más dado por la corriente proletaria en su comprensión de los principios tácticos que guían la acción revolucionaria de la clase obrera y un golpe contundente al oportunismo de "izquierda", cuyos principales exponentes en Colombia se autocalifican partidarios del marxismo-leninismo pero en su comportamiento no cejan en negarlo y combatirlo. De tal forma, el MOIR se colocó tanto teórica como prácticamente, en condiciones para aplicar una línea táctica que le permitiera, de acuerdo a las peculiaridades de la situación colombiana, progresar en sus tereas de la construcción del partido obrero, de la vinculación a las más amplias masas populares y de desbrozar la política del frente unido de todas las clases y capas revolucionarias por la liberación nacional. Igualmente quedó expuesto que las fuerzas marxistas-leninistas sólo podrán triunfar efectivamente sobre el oportunismo revisionista si defienden una táctica correcta, conforme a las orientaciones programáticas de la revolución nacional y democrática y en consonancia con las mutaciones de la lucha política del país.

 

El Partido del Trabajo de Colombia tomó la determinación de ir a las próximas elecciones para concejos y asambleas. El Comité Ejecutivo Nacional de Movimiento Obrero Independiente y revolucionario (MOIR) acoge esta resolución, resaltando la importancia que tiene para los sectores más avanzados del proletariado colombiano participar en la campaña electoral que se avecina.

El anuncio que hace el MOIR de su participación en las próximas elecciones es una de esas decisiones que de vez en cuando conmocionan y ponen a prueba la capacidad, la audacia y la disciplina de las organizaciones políticas. El MOIR ha sido abstencionista casi por definición, como lo han sido las agrupaciones, fuerzas y personas que lo integran o gravitan a su alrededor. La resolución de ir a las elecciones marca un viraje radical en esta materia. Es para el MOIR la aplicación de un criterio distinto, de una concepción completamente nueva sobre el problema electoral. Por eso no será extraño que muchos se sorprendan. Habrá una gran discusión sobre este punto en las filas del MOIR y fuera de ellas, lo cual es saludable, ya que obligará a profundizar en el marxismo-leninismo, a estudiar la experiencia universal del proletariado y la propia experiencia nacional. Arreciarán los ataques del oportunismo contra el MOIR y contra el Partido del Trabajo de Colombia, lo cual tampoco es malo. El triunfo de la causa obrera no será posible sin la agudización de la lucha de clases en lo ideológico y en lo político.

Las discusiones y la lucha que se tendrán que dar por la participación del MOIR en las elecciones deben resolver acertadamente estos cuatro interrogantes:

1) Desde el punto de vista del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung ¿es o no una cuestión de principios para el partido de la clase obrera participar en elecciones?

2) Ir a las próximas elecciones ¿representa o no para el MOIR el abandono de viejas posiciones infantiles de "izquierda"?

3) Ir a las próximas elecciones ¿significa para el MOIR renunciar o no a las diferencias de principios que lo han separado del revisionismo?

4) Al participar en las próximas elecciones ¿el MOIR se fortalecerá o no?

Respondamos en su orden cada una de las anteriores preguntas.

1. IR A LAS ELECCIONES

ES UNA CUESTIÓN DE PRINCIPIOS

Desde la época de Marx, hace más de un siglo, hasta nuestros días, el marxismo-leninismo ha considerado no solo permisible sino obligatorio para la lucha de la clase obrera que su vanguardia consciente, que sus destacamentos más avanzados participen en las elecciones convocadas por los regímenes explotadores, cuando las instituciones parlamentarias burguesas tengan vigencia política y en ellas crea aunque sea una minoría considerable de la población. Es un deber de los comunistas utilizar las elecciones y la tribuna parlamentaria para esclarecer la conciencia de las masas, acabar con las ilusiones electorales y parlamentarias de los sectores atrasados y crear así condiciones para destruir las instituciones reaccionarias en las que se participa.

Lenin dice: "De más está decir que cualquier vacilación respecto de si es conveniente, desde el punto de vista del marxismo, participar en las elecciones es totalmente inadmisible: las opiniones, hostiles o indefinidas o simplemente indiferentes respecto de nuestra participación en las elecciones, pueden ser consideradas matices de opinión "legítimos" no dentro de los marcos del marxismo y del partido obrero, sino fuera de ellos". Las consignas de la abstención y del boicot de las elecciones son LEGÍTIMAS para los marxistas-leninistas cuando por un gran desarrollo de la lucha revolucionaria de las masas se pueda destruir las instituciones parlamentarias burguesas y pasar a constituir organismos de representación y poder popular verdaderamente democráticos. Y en esto no debemos confundir nuestros deseos, nuestras concepciones ideológicas y políticas con la realidad objetiva. Una cosa es que queramos, que pensemos y que luchemos por destruir las instituciones parlamentarias de los explotadores y otra cosa muy distinta es que las condiciones hayan madurado hasta tal punto que esta tarea histórica se ponga al orden del día.

Lenin dice que los comunistas, "Mientras no tengan fuerza para disolver el parlamento burgués y todas las otras instituciones reaccionarias, están obligados a actuar en el seno de dichas instituciones precisamente porque hay todavía en ellas obreros embrutecidos por el clero y por la vida en los rincones más perdidos del campo. De lo contrario corren el riesgo de convertirse en simples charlatanes". En la actualidad es evidente que no existe en Colombia, como no existió en la década pasada, un desarrollo de las fuerzas revolucionarias como para impedir las elecciones y sepultar las instituciones parlamentarias tradicionales. Por lo tanto, la consigna de la abstención no es acertada hoy.

Tampoco lo fue en la década pasada cuando las distintas organizaciones que llegaron a conformar el Partido del Trabajo y el MOIR trataron de aplicarla y la defendieron equivocadamente como un punto de principios.

El Partido Comunista de China, en su "Proposición Acerca de la Línea General del Movimiento Comunista Internacional", importante documento polémico en la lucha contra el revisionismo contemporáneo, afirma: "A fin de dirigir al proletariado y a las demás masas trabajadoras en la revolución, los partidos marxista-leninistas deben dominar todas las formas de lucha y saber sustituir rápidamente una forma por otra, según cambien las condiciones de lucha. El destacamento de vanguardia del proletariado sólo será invencible en todas las circunstancias, si domina todas las formas de lucha, pacífica y armada, abierta y secreta, legal e ilegal, parlamentaria y de masas, etc. Es erróneo negarse a utilizar la forma parlamentaria y otras formas legales de lucha cuando es posible y necesario utilizarlas".

La experiencia universal del proletariado en su lucha por la democracia y el socialismo deja la lección obligatoria para los partidos obreros, y en especial para los partidos obreros jóvenes, que sin el necesario aprendizaje y la correcta utilización de las distintas formas de lucha no es posible resolver el problema del Poder, que es en definitiva el problema fundamental de toda revolución. Saber en cada momento cuál es el tipo de lucha que conviene desarrollar para agudizar las contradicciones de clase, convertir en favorables las condiciones desfavorables, sin negarse al repliegue cuando haya que hacerlo y pasando con audacia y sin vacilaciones a la ofensiva aprovechando los cambios de la situación: he ahí asuntos elementales pero claves del marxismo-leninismo. La agrupación política revolucionaria que por prejuicios o trabas mentales se niegue a utilizar la forma de lucha que la realidad aconseje, será una unión de fanáticos, una secta de brujos, "honestos", "buenos" y hasta "revolucionarios", si se quiere, pero jamás pueden ser considerada la vanguardia de la clase más avanzada, el embrión del partido proletario. Los aspirantes a marxista-leninistas que aún se encuentran en un período infantil de su desarrollo ideológico y político, y que no se sientan capaces o no quieran abandonar los prejuicios "izquierdistas", las talanqueras ideológicas heredadas de las clases no proletarias, que no tengan el valor de adoptar el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung como guía para la acción, nunca llegarán a ser los dirigentes políticos lúcidos que la clase obrera necesita en la lucha por su emancipación.

2. NUESTRO MAS DURO GOLPE

AL INFANTILISMO DE "IZQUIERDA"

Desde la fundación del MOEC, en 1959, pasando por la creación del MOIR, hasta hoy, la historia de estas organizaciones revolucionarias es la historia de la lucha contra el infantilismo de "izquierda". El blanco principal de ataque de estas organizaciones ha sido el imperialismo yanqui y sus lacayos colombianos, la gran burguesía y los grandes terratenientes, y su objetivo fundamental el hacer de Colombia una república independiente, democrática, popular y próspera en marcha al socialismo. Pero en Colombia echó primero raíces el oportunismo revisionista que el marxismo-leninismo. Para derrotar al imperialismo es necesario combatir y derrotar al revisionismo, que en Colombia ha estado personificado en la dirección del llamado Partido Comunista. Sin embargo, la lucha contra el revisionismo será inofensiva si a la vez no se derrotan las posiciones infantilistas de "izquierda" y se arma al proletariado con su propia ideología: el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung. El MOIR es producto de esa lucha, en la cual se ha templado y capacitado para poder asestar demoledores golpes al oportunismo y al revisionismo.

Entre las batallas más importantes contra el infantilismo de "izquierda" y por el marxismo-leninismo están las siguientes: a) la lucha interna librada en el seno del MOEC, en 1965, por convertir esta organización en un auténtico partido proletario. Esta lucha tuvo como enemigo principal al oportunismo de "izquierda" que negaba la dirección de la clase obrera y la necesidad del partido; b) la lucha por vincular el marxismo-leninismo a la clase obrera y atender los problemas gremiales y políticos de las organizaciones de masas del proletariado. Esta lucha tuvo también como enemigo recalcitrante al oportunismo de "izquierda" que despreciaba a la clase obrera, se burlaba y calumniaba a quienes habían iniciado el camino de ir hacia el proletariado y de atender con paciencia sus problemas diarios. De su triunfo dependió la creación del MOIR y la construcción del Partido del Trabajo que terminó vinculándose a las masas no sólo obreras, sino campesinas, estudiantiles y de intelectuales, y capacitándose no únicamente en círculos de estudio, sino fundamentalmente en el fragor de la lucha de clases; c) la lucha por la organización nacional del estudiantado y por la defensa de sus derechos democráticos, llevando a cabo precisamente en la base social más abonada para las desviaciones infantiles de "izquierda". Fue la lucha contra aquellos que hablaban de poner en combate sólo a grupos aislados del estudiantado, y negaban la necesidad de la movilización de las masas estudiantiles todas a través de sus organizaciones propias y por sus propias reivindicaciones. La participación de las masas estudiantiles en la lucha por la reforma revolucionaria de la universidad logró en 1971 el movimiento estudiantil más consciente, aguerrido y prolongado de la historia nacional. El MOIR recibió grandes experiencias de esta lucha y pudo desentrañar gracias a ella el verdadero alcance de las enseñanzas del camarada Mao Tsetung sobre la revolución cultural de nueva democracia. Desde entonces el MOIR ha comprendido que el trabajo en el terreno ideológico, en el arte, en la literatura y demás campos de la cultura son pasos preparatorios de cualquier revolución. Muchas victorias ha alcanzado el MOIR en este campo. Los anteriores son tres ejemplos de la vida real y de la práctica revolucionaria de una nueva fuerza que ya comienza a hacer sentir su peso en el panorama político colombiano. Cada una de estas luchas enumeradas y en general el período que va de 1965 hasta hoy ha derrumbado todos los mitos, los prejuicios, los falsos ídolos adorados por el oportunismo de "izquierda". Ha sido una lucha ideológica y política supremamente aguda en defensa del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung.

Todas estas luchas se han librado con la guía acertada del camarada Francisco Mosquera, bajo cuya dirección y orientación nos alistamos ahora para dar tal vez la más difícil, la más dura y la más audaz de las batallas contra el infantilismo de "izquierda" dentro y fuera del MOIR, llamada a cerrar todo un capítulo de nuestra historia como organización independiente y revolucionaria: la batalla por la campaña electoral.

Es una batalla difícil por el desarrollo de nuestras fuerzas, como lo fue el Paro Nacional Patriótico en 1970. Son los riesgos ineludibles que deben afrontar las corrientes y partidos verdaderamente revolucionarios que, a pesar de su juventud y relativa debilidad, no se marginan de los acontecimientos políticos nacionales y cumplen el deber de trazar orientación a las masas populares. Lo importante de esta batalla es que nos permite una gran educación ideológica y política, la divulgación de nuestros programas y tesis a más amplios sectores de masas y el crecimiento de la influencia y de la fuerza del MOIR no únicamente entre los obreros, sino en el resto del pueblo.

3. LA PARTICIPACIÓN EN LAS ELECCIONES NO BORRA

LAS DIVERGENCIAS CON EL REVISIONISMO

Hay gentes que en nombre del marxismo-leninismo pregonan que la divergencia entre los verdaderos y falsos comunistas está en no ir a las elecciones y señalan la posición abstencionista como la línea divisoria con el revisionismo. Esto es absurdo y ridículo. El MOIR también creyó que la abstención era una de las divergencias con los revisionistas colombianos; grave equivocación que hoy rectifica autocríticamente con la decisión de tomar parte en la lucha electoral.

Muchas, hondas e irreconciliables divergencias de principios separan al marxismo-leninismo del revisionismo, sobre todas y cada una de las cuestiones ideológicas y políticas. El revisionismo es la tergiversación del marxismo-leninismo para convertirlo, de arma invencible del proletariado que es, en un instrumento al servicio de la burguesía contra el proletariado y el pueblo. Prueba concluyente de esto en Colombia son las vacilaciones, componendas, traiciones y funestos resultados de la acción y la dirección del Partido Comunista en más de cuarenta años de existencia.

En cuanto al problema de la lucha electoral la diferencia de principios con el revisionismo, consiste no en si es permisible para el proletariado ir a elecciones, sino si se adopta o no la vía electoral para la toma del Poder. Esta es la divergencia con Allende que, llamándose marxista, proclama la vía electoral para la instauración de la dictadura del proletariado y la iniciación de la construcción del socialismo, como dice haberlo hecho en Chile.

Esto es engañar al proletariado y al pueblo, desarmarlos, entregarlos mansamente en manos de sus enemigos, que no permitirán por las buenas la implantación de la dictadura de las clases revolucionarias dirigidas por el proletariado. Los comunistas vamos a las elecciones no a crear ilusiones electorales a las masas, vamos a lo contrario: a destruir estas ilusiones, a lograr que las masas por su propia experiencia comprendan que ese no es el camino que conduce a la liberación. Los camaradas chinos dicen: "Si un partido marxista-leninista incurre en el cretinismo parlamentario o legalismo, limitando su lucha al marco de lo permitido por la burguesía desembocará inevitablemente en la renuncia a la revolución proletaria y a la dictadura del proletariado". Con esta orientación y en abierta lucha contra el cretinismo parlamentario, el MOIR irá a las elecciones.

Lenin dice: "Los comunistas vamos al parlamento burgués para denunciar las falsedades desde esta tribuna de una institución capitalista podrida hasta la médula, que sirve para engañar a los obreros y a los trabajadores en general". Y agrega: "Mientras no tengamos fuerza para disolver el parlamento burgués, debemos actuar contra él desde afuera y desde adentro". Sólo los comunistas de palabra temen que se borren las diferencias de principios con el revisionismo por el simple hecho de ir a las elecciones. Con este temor están indicando que no entienden nada de marxismo y que desconocen las verdaderas divergencias de principios con el revisionismo. En definitiva, lo que hacen es confesar su incapacidad para entender y resolver los complejos problemas de la lucha de clases del proletariado.

Durante la campaña electoral el MOIR continuará sin desmayo su lucha contra el oportunismo y el revisionismo.

4. EL MOIR SE FORTALECE EN ESTA BATALLA

El año pasado se dieron grandes movilizaciones de obreros, campesinos, estudiantes y otros sectores populares. Se puede prever que estas luchas ganarán en profundidad y extensión. Crece a diario el odio contra el imperialismo yanqui, principal enemigo de Colombia. Las clases y organizaciones revolucionarias se reagrupan y disponen para nuevos combates. Por otra parte, el gobierno hace esfuerzos desesperados por acreditar la injusta política de explotación y sojuzgamiento imperialista. Las clases y partidos reaccionarios se dispersan y dividen en un mar de contradicciones insuperables.

En este marco se inicia la campaña electoral. Con la presencia del MOIR en las próximas elecciones, el proletariado, por primera vez, expondrá frente a las otras clases sus soluciones políticas durante un debate electoral. Los partidos liberal y conservador, aún cuando divididos, debilitados y aislados, van a ofrecer sus baratijas imperialistas. Van a defender sus proyectos de mayor recorte de los derechos democráticos de la clase obrera; van a hacerle propaganda a los llamados planes de desarrollo que dan más garantías a los monopolios yanquis para sus inversiones y saqueo de nuestro país, como el Pacto Andino, los Fondos Regionales de Desarrollo, las reformas fiscales, etc., van a tratar de embaucar al campesinado con la reforma agraria imperialista proterrateniente; van a presentar la contrarreforma universitaria como un cambio "democrático" y "nacionalista". Todo esto en un intento inútil por unificar las filas de la reacción y por salvar la desahuciada alianza burgués-terrateniente proimperialista.

Otras corrientes políticas de la llamada oposición, como la ANAPO, apuntalarán algunos de los programas imperialistas, contra los cuales han manifestado apenas diferencias secundarias. El Pacto Andino, la reforma agraria oficial, la contrarreforma universitaria, han gozado del visto bueno de la ANAPO. Otro tanto hará el revisionismo, a su manera, que ya dio el apoyo al Pacto Andino, por ejemplo.

El MOIR difundirá y explicará entre las masas sus programas y políticas durante el debate electoral, precisando las diferencias antagónicas con los partidos reaccionarios y con el oportunismo. Armará a las masas con las soluciones revolucionarias sobre los problemas fundamentales de la liberación nacional; la revolución agraria; la cultura nacional, científica y de masas; los derechos democráticos del proletariado y del pueblo en general y todas las demás reivindicaciones sentidas y exigidas por las masas.
En el debate electoral el MOIR educará a las masas con sus consignas estratégicas de la creación de un partido revolucionario, de un frente único antiimperialista y de la necesidad de los instrumentos de poder real que le permitan al pueblo librar la lucha más elevada por la liberación nacional. En esta campaña el MOIR ganará amigos, efectuará alianzas con clases, fuerzas y agrupaciones políticas que hacen parte del gigantesco frente anti-imperialista. Lo más importante será que los sectores avanzados del proletariado podrán llegar masivamente a las zonas rurales para explicarle al campesinado que la clase obrera es su más íntimo aliado y que con su apoyo y dirección coronará con éxito la revolución agraria. Lograremos lo anterior si concentramos los esfuerzos en la campaña electoral y aplicamos una política unitaria, de acercamiento y persuasión con organizaciones y personas progresistas y revolucionarias.

 

 
 
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