El fogonero

 

 

 

MOIR Unidad y Combate

 

8. EL FRENTE ELECTORAL DE

IZQUIERDA: NECESIDAD DE LAS

FUERZAS REVOLUCIONARIAS

 

Discurso pronunciado por el camarada Francisco Mosquera en la Segunda Convención Nacional de la UNO, el 23 de septiembre de 1973. Tomado de "TRIBUNA ROJA" Nº. 10, octubre de 1973.

Compañero Hernando Echeverri Mejía, candidato presidencial de la Unión Nacional de Oposición; compañero Manuel Bayona Carrascal, presidente de la Unión Nacional de Oposición; compañero Gilberto Vieira, secretario general del Partido Comunista de Colombia; compañero Francisco Murillo, delegado de la Nueva Fuerza de Venezuela y demás compañeros fraternales de Chile y Venezuela; queridos compañeras y compañeros:

Cuando el Partido Comunista y el Movimiento Amplio Colombiano decidieron, a finales del año pasado, fundar la Unión Nacional de Oposición e invitar a todas las fuerzas avanzadas y democráticas de Colombia a integrar un frente para las elecciones de 1974, el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario consideró acertada esta iniciativa, le hizo eco y desde entonces ha venido trabajando y pugnando por su realización. Constituir un frente electoral de izquierda para la presente campaña electoral es una necesidad imperiosa de las fuerzas revolucionarias. Los partidos tradicionales Liberal y Conservador se empeñan en prorrogar el régimen nefasto del Frente Nacional y el país tiende inexorablemente a dividirse cada día más en dos grandes bandos antagónicos e irreconciliables: por una parte, las minorías oligárquicas coligadas que detentan el Poder y persisten en entregar a Colombia a la explotación y dominación del imperialismo norteamericano, conculcando para ello los más elementales derechos democráticos y sometiendo a las masas a la represión fascista y, por el otro, las inmensas mayorías que conforman el pueblo colombiano, deseosas de conquistar la liberación nacional y de hacer la revolución.

Siendo estas las características y la tendencia de la situación actual, lo más indicado era que la izquierda colombiana, en lugar de luchar entre sí en, la campaña electoral, lo cual redundaría en provecho de la reacción, buscara la forma de unir sus fuerzas, ganar amplios sectores de masas y preparar al pueblo para la lucha unificada y revolucionaria. Hoy estamos celebrando esa unión. Con la proclamación de la candidatura de Hernando Echeverri Mejía y la convocación de esta grandiosa convención de la UNO ha quedado culminado todo un proceso de análisis, de discusión y de lucha para encontrar las fórmulas de acuerdo. Ha quedado sellada la unidad.

La alianza de las fuerzas que integran la Unión Nacional de Oposición ha sido lograda sobre una base de principios. Ha habido entendimiento unánime sobre cuatro puntos fundamentales, a saber: el programa, las normas de funcionamiento de la UNO, el candidato y los objetivos de la Unión Nacional de Oposición.

PUNTOS PROGRAMATICOS DE LA UNO

Esta Tercera Convención de la UNO ha ratificado los lineamientos generales de un programa nacional y democrático, al cual se ceñirán para la agitación y la propaganda de la campaña electoral todas las fuerzas comprometidas en esta batalla. La importancia de un frente electoral de la naturaleza del que hemos constituido con la UNO es la agitación que pueda adelantar y la educación que pueda impartir a las masas populares. Agitaremos al pueblo y lo educaremos en la idea de la revolución nacional y democrática.

Colombia es en la actualidad una neocolonia de los Estados Unidos, cuyo desarrollo económico y político se halla entrabado por la injerencia del imperialismo yanqui y sus lacayos colombianos, la gran burguesía y los grandes terratenientes. Las dos tareas fundamentales de la revolución colombiana, en la etapa actual, por lo tanto, son lograr la independencia, nacional del yugo extranjero y coronar las transformaciones democráticas que requiere Colombia para salir de la situación de atraso y estancamiento en que se encuentra.

Los monopolios norteamericanos controlan las arterias vitales de nuestra economía, explotan en su exclusivo beneficio nuestros recursos naturales, manejan la banca y las finanzas, gravan e hipotecan el país con préstamos condicionados y usurarios y mediante la inversión directa dominan las principales industrias. El predominio económico del imperialismo norteamericano, sustenta su poder político y cultural sobre Colombia y le permite manipular a su antojo el Estado colombiano, imprimiéndole su carácter antinacional y antipopular. Por eso, la necesidad más urgente de Colombia, la reivindicación más sentida por el pueblo y la nación colombiana, por la cual han combatido las fuerzas revolucionarias y los sectores avanzados de las masas desde principios del siglo, de la que depende la salvación de nuestra patria, es la liberación nacional y la construcción de una república soberana, democrática, de obreros, de campesinos y del resto de fuerzas populares. Esta tarea determina y requiere de la unidad nacional, de la unificación de más del 90 por ciento de la población colombiana bajo una dirección política organizada y correcta compartida por todas las clases revolucionarias. Y esto es posible, porque no solo los obreros y los campesinos, fuerzas principales de la revolución, sino también la pequeña burguesía urbana, los intelectuales e incluso la capa burguesa de pequeños y medianos productores sufren en carne propia las calamidades de la dominación imperialista, se hallan privados de los derechos democráticos y excluidos de las prerrogativas estatales. En Colombia se hartan de riquezas y gozan de todos los privilegios los monopolios extranjeros y el puñado de oligarcas que les sirven de intermediarios. Unicamente los partidos de las clases dominantes gozan de las libertades políticas. El resto de la nación, bajo el sistema que nos oprime y explota, se halla condenado a la ruina y el hambre progresivas. Las organizaciones populares, los partidos y movimientos políticos opuestos al régimen padecen las medidas represivas del gobierno y la persecución sistemática de la fuerza pública. La crisis que hoy convulsiona todo el armazón de la sociedad colombiana es una crisis profunda, que las fuerzas revolucionarias deben aprovechar con decisión y audacia, para hacerla consciente en la mente de las masas, para aislar y acorralar a la pandilla dominante, para alcanzar la unidad popular y producir el desenlace previsible de la rebeldía, de la insurgencia, del levantamiento incontenible y aplastante de las masas revolucionarias.

Exigiremos la nacionalización del petróleo y demás recursos naturales, así como la confiscación de todo monopolio, extranjero o nacional, que domine la vida material del pueblo.

Levantaremos muy en alto la consigna de una reforma agraria revolucionaria que redima al país del semifeudalismo y elimine el régimen de explotación terrateniente en el campo. Promoveremos la alianza obrero-campesina y apoyaremos incondicionalmente las invasiones a las grandes fincas y demás luchas de los campesinos por la tierra.

Respaldaremos igualmente las batallas de la clase obrera por los derechos de organización, contratación y huelga y por conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo. La Unión Nacional de Oposición comparte el propósito del sindicalismo independiente de construir una central unitaria que albergue a todas las organizaciones sindicales dispuestas a librar el combate contra las camarillas patronales y gobiernistas de la UTC y CTC.

Lucharemos en defensa de los derechos democráticos y de las libertades políticas: denunciaremos permanentemente las detenciones arbitrarias de los dirigentes populares, los consejos verbales de guerra y el resto de crímenes y atropellos contra las masas.

Estimularemos todas las manifestaciones del arte popular y nos solidarizaremos con las luchas de los estudiantes, de los intelectuales, de los artistas, de las gentes progresistas y de las masas populares a favor de una cultura nacional y científica al servicio del pueblo.

Propugnaremos la igualdad de derechos para la mujer colombiana.

Colaboraremos con todas las luchas revolucionarias de las masas en bien no sólo de sus anhelos fundamentales sino de sus necesidades diarias.

En fin, compañeras y compañeros, aplicando la plataforma electoral de lucha de la Unión Nacional de Oposición, agitaremos todas y cada una de las banderas reivindicativas, patrióticas y democráticas en procura de la unidad de las fuerzas y de las clases revolucionarias en Colombia.

NORMAS DE FUNCIONAMIENTO

Hubo acuerdo también sobre las condiciones de participación y de funcionamiento de la UNO. Ha quedado claramente establecido que la Unión Nacional de Oposición se dará una dirección colectiva compuesta por todos los partidos y movimientos que la integran. Estamos obligados a que las decisiones fundamentales, de interés general, referentes a la campaña electoral unitaria, habrán de adoptarse por consenso. Esta norma básica de organización y funcionamiento salvaguarda la unidad alcanzada, la consolida, hace más efectiva nuestra campaña electoral y será la mejor garantía del crecimiento de la UNO porque permitirá la incorporación de nuevas fuerzas a su seno.

Las puertas de la Unión Nacional de Oposición estarán abiertas para todos los movimientos, grupos políticos y personas que deseen adherirse a su plataforma mínima de nueve puntos y estén dispuestos a aceptar disciplinadamente las decisiones adoptadas por sus organismos de dirección. La ampliación de la Unión Nacional de Oposición con nuevas fuerzas y más vastos sectores populares ha de ser una línea constante de nuestra acción política. Consecuentes con esto no vamos a despreciar el aporte y la colaboración que, nos puedan prestar en esta campaña electoral en las diversas partes del país las organizaciones y compañeros sin partido, por débiles y pequeñas que sean o parezcan sus fuerzas. Existe, sobre todo en la provincia colombiana, un sinnúmero de agrupaciones de importancia local, que estarían dispuestas a engrosar nuestras filas, si tenemos con ellas un tratamiento fraternal y revolucionario.

Los integrantes de la Unión Nacional de Oposición, sin excepción alguna, debemos ajustar nuestra conducta a los requisitos de la democracia interna, debemos adelantar nuestro trabajo lealmente, sin componendas ni maniobras, y respetando el carácter independiente de los distintos movimientos y partidos aliados.

La campaña electoral unitaria no borrará las divergencias ideológicas ni las encontradas concepciones sobre el mundo y la lucha de clases que han tenido las diferentes organizaciones de la UNO, y que inevitablemente seguirán manteniendo en el futuro. Pero las tareas unitarias impuestas por el desarrollo de los acontecimientos políticos del país, y con las que nos hemos identificado cabalmente, exigen de todos nosotros una lucha resuelta contra los brotes de sectarismo que resquebrajan la unidad y ponen en peligro la feliz culminación de nuestros objetivos.

Por lo que respecta al MOIR, éste se compromete solemnemente a cumplir los compromisos contraídos, a combatir el sectarismo, a no inmiscuirse en los asuntos organizativos e internos de sus aliados y a hacer las concesiones positivas necesarias para sacar avante la Unión Nacional de Oposición.

No es nuestro interés que las fuerzas aliadas del MOIR en la UNO se debiliten; por el contrario, compañeras y compañeros, es indispensable que se fortalezcan el Partido Comunista y el Movimiento Amplio Colombiano, para poder librar en las elecciones de 1974 una batalla grande contra la reacción, a fondo, esclarecedora y contundente.

CANDIDATURA NACIONAL Y DEMOCRATICA

Otro punto sobre el cual se llegó a un consentimiento completo fue el de la designación del senador Hernando Echeverri Mejía como candidato presidencial de la Unión Nacional de Oposición. Desde la fundación del MAC, hace un año, como un nuevo grupo político que desgajándose de la Alianza Nacional Popular, vislumbrándose con una definida tendencia progresista y democrática, se fueron configurando en Colombia las condiciones para la creación de un frente electoral de izquierda. La aparición del MAC es el paso decisivo y determinante para la concreción de la política unitaria que estamos propiciando, porque a pesar de su escaso desarrollo, de que no ha podido por lo poco del tiempo extenderse a todo el país, se ha constituido en la fuerza convergente y unificadora que ha facilitado, propiciado y garantizado los acuerdos del Partido Comunista, el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario y el mismo MAC dentro de la, Unión Nacional de Oposición.

El MAC ha contribuido a resolver uno de los problemas centrales de la campaña electoral de la izquierda, como es el del candidato nacional, al presentar a la consideración de esta Tercera Convención el muy ilustre nombre del compañero Hernando Echeverri Mejía. Hombre pulquérrimo, cuya hoja de vida limpia y honesta está abierta y a la vista de todos los colombianos. Dirigente político que en su larga trayectoria de combatiente ha encarnado siempre posiciones de avanzada hasta el compromiso revolucionario de defender integralmente y luchar por los intereses del pueblo y de la nación colombiana. En la constitución de la UNO, Hernando Echeverri Mejía ha sido el factor por excelencia del entendimiento y de la unidad de las diferentes fuerzas que la integran.

Su candidatura permitirá aglutinar ampliamente a la izquierda colombiana y movilizar considerables sectores populares en esta campaña electoral.

Con su nombre, compañero Echeverri, podremos adelantar una profusa actividad revolucionaria entre las masas, seguir trabajando por la unidad popular y planteando las tareas que la hora exige a la revolución colombiana. Por eso lo hemos proclamado como nuestro principal vocero, y por eso el pueblo colombiano le dará a usted un copioso respaldo en los próximos comicios.

La amplitud del frente electoral que hemos conformado está condicionada por el real desarrollo de las fuerzas revolucionarias de Colombia. Se estudiaron todas las perspectivas. Se discutieron varias soluciones. La posición oportunista y vacilante de la dirección de la Alianza Nacional Popular, su altanería, su desprecio hacia las fuerzas de la izquierda impidieron llegar desde un comienzo a acuerdo con ella para la campaña electoral. En definitiva, nos hemos guiado por el criterio de que es preferible constituir un frente que, aunque pequeño, le pueda presentar al pueblo una verdadera alternativa revolucionaria.

Con la candidatura de Echeverri se completan todas las opciones políticas para las elecciones de 1974: desde la reaccionaria y antipatriótica, representada por los candidatos de los partidos Liberal y Conservador, Alfonso López y Alvaro Gómez, pasando por la intermedia e inconsecuente de la ANAPO, con María Eugenia Rojas de Moreno Díaz, hasta la nacional y democrática de la Unión Nacional de Oposición. Nuestra táctica electoral es sencilla y clara. Concentraremos el ataque contra los enemigos principales del pueblo colombiano: la coalición oligárquica proimperialista gobernante, cuyos candidatos oficiales significan el continuismo, la opresión extranjera, el atraso, la miseria, el hambre y la represión fascista. Criticaremos las vacilaciones y el manzanillismo de la ANAPO, estimulando a la vez a sus sectores de izquierda para que asuman una posición consecuentemente antiimperialista y antioligárquica. Y estrecharemos los vínculos entre los partidos y movimientos políticos de envergadura nacional y regional que estén resueltos a abanderar la alternativa revolucionaria, despejando el camino de la unidad del pueblo y preparando las condiciones para más profundas y extensas batallas por la liberación nacional y por la revolución.

UTILIZACION REVOLUCIONARIA DE LAS ELECCIONES

Estamos finalmente de acuerdo en la utilización revolucionaria de las elecciones. No compartimos las consideraciones que se hace el abstencionismo de “izquierda" para renunciar a este tipo de lucha. Los abstencionistas han partido siempre en todas partes del prejuicio infantil de que ir a las elecciones organizadas por las clases explotadoras y votar es faltar y traicionar a la revolución. Sin embargo, la experiencia demuestra que el abstencionismo nunca ha podido movilizar a las masas, ni elevar su conciencia de lucha, ni organizarlas. Nuestra concepción es diametralmente diferente. Creemos que mientras no haya condiciones para barrer las instituciones seudo-democráticas imperantes y exista una porción minoritaria pero considerable del pueblo que espere aún de ellas y participe en elecciones, es deber de las fuerzas revolucionarias dar también la pelea en este campo. No con la ilusión derechista de que podamos poner al servicio de los intereses fundamentales del pueblo y la nación las corporaciones públicas reaccionarias, ni mucho menos que por esta vía podamos resolver el problema central de toda revolución, el problema del Estado. Al revés, los revolucionarios vamos a la lucha electoral para acabar con esta ilusión, para acabarla conscientemente, y armar ideológica y políticamente a las masas en sus luchas centenarias contra sus explotadores y verdugos. Y, en la presente ocasión, vamos a estas elecciones para los cuerpos representativos y para la presidencia de la República a sabiendas de que el régimen las ha convocado bajo la disposición constitucional y la advertencia de que, sea cualquiera el resultado de las urnas, el próximo gobierno será bipartidista, de coalición liberal-conservadora, es decir, que está decidida de antemano la prolongación antidemocrática del Frente Nacional. Pero además estamos alertados sobre la manera como las oligarquías colombianas entienden y desenlazan estos certámenes que ellas llaman cívicos y democráticos. Ahí está el caso del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, cuando no les tembló el pulso para sumir el país en la barbarie y en el genocidio masivo de las gentes del pueblo, siendo que Gaitán hablaba de una lucha electoral y pacífica. Y el más reciente, de abril de 1970, cuando le quitaron la presidencia de la República al general Rojas, ganada en una franca lid electoral, haciendo el más escandaloso fraude de los últimos tiempos, con ser que el programa de la Alianza Nacional Popular en últimas no significa ni representa una seria amenaza ni para las instituciones ni para los intereses del imperialismo y sus lacayos. Los revolucionarios comprendemos que las elecciones son una farsa de la democracia de las clases dominantes reaccionarias, pero las aprovechamos conscientemente, aprovechamos cualquier grieta que el sistema nos deje para ir a las masas, para difundir nuestro programa revolucionario, nuestras ideas, para prender la llama de la revolución en el corazón del pueblo.

Pero si las experiencias nacionales no bastaran para comprender la naturaleza de nuestros enemigos y lo duro de nuestro combate, contamos también con las ricas experiencias de la lucha de los pueblos del mundo contra el imperialismo norteamericano, y en especial la lucha de Latinoamérica. Estados Unidos no ha dudado un sólo instante en invadir nuestras naciones, en pisotearlas, en asesinar, en reprimir, con tal de defender sus mezquinos intereses de piratas internacionales.

Invasiones como las de Santo Domingo y Guatemala, golpes de Estado en una gran cantidad de países, como cuestión permanente, y el caso reciente de Chile, en donde el imperialismo norteamericano, echando mano del ejército títere perpetró uno de los más horrorosos crímenes de la historia moderna, asesinando al presidente Salvador Allende, crimen que trae a la memoria la muerte de Francisco Madero, ese otro patriota, presidente de México, efectuado en los albores de la dominación imperialista en nuestro continente, nos están diciendo que no podemos creer en la falsa democracia. del imperialismo y de las oligarquías; que no es cierta la neutralidad, la imparcialidad y apoliticidad de las fuerzas armadas reaccionarias, que, por el contrario, éstas son los instrumentos principales de sojuzgación y opresión contra el pueblo. Estos hechos, sobre todo ese sacrificio heroico de Salvador Allende, nos están enseñando de nuevo a los pueblos del mundo y a los revolucionarios, en un día más que en muchos años, más que lo que han podido aprender las masas en muchos libros, que el camino a seguir es el de la Comuna de París, el de la Revolución Socialista de Octubre, el de la Revolución China, el de Vietnam y Cuba y el que hoy está transitando el pueblo camboyano. Sabemos que el pueblo chileno ha empezado a desbrozar ese camino con la resistencia valerosa a la junta militar fascista. Apoyamos esa lucha, apoyamos a los compañeros de la Unidad Popular chilena, apoyamos ese camino y continuamos luchando para que nuestro pueblo prosiga avanzando por la vía auténticamente revolucionaria y segura en procura de su emancipación y de su felicidad.

Con estos criterios participamos en la campaña electoral, sabiendo que nuestros enemigos son sanguinarios y crueles y que la lucha es ardua, pero sin dejarnos intimidar, sin perder de vista que el imperialismo, como decía Lenin, es un coloso de pies de barro, y resueltos a combatirlo y derrotarlo, a superar todos los obstáculos, a enfrentar todos los peligros, a soportar todos los sacrificios, con una fe infinita y segura en que nuestra victoria será la definitiva.

 

 
 
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